El Lago Ubales es un lago de origen glaciar en el asturiano municipio de Caso, situado bajo el Pico El Cascayón, que desde sus 1.949 metros de altura, domina el circo glaciar que da origen a la hondonada que ocuparán las aguas.

Se localiza en las coordenadas 5°21’11’’ longitud oeste y 43°06’10’’ latitud norte (WGS84), que se corresponden con las 308.520 – 4.774.922 del sistema de referencia Universal Transversal Mercator (U.T.M.) Datum ETRS 89, zona 30. Ocupa una superficie de 10.546 m2, encerrada dentro de un perímetro de 409 m. En las épocas de mayor aporte hídrico, su profundidad máxima puede llegar a los 4 m, disminuyendo en verano notablemente, ya que su cuenca receptora es muy limitada. Su orilla se encuentra en la cota  de los 1.688 metros sobre el nivel del mar.

Geológicamente, el sustrato está compuesto por las cuarcitas de Barrios, que se corresponden con el ordovícico inferior, 480 millones de años atrás en el tiempo. Se conocen también como cuarcitas armoricanas. Son cuarzoarenitas, rocas silíceas formadas en un medio que se interpreta como una antigua llanura drenada por ríos trenzados, muy cerca de la costa del mar, como indica la aparición de marcas de oleaje fosilizadas. Tectónicamente, estos materiales forman parte del Manto de Rioseco, una estructura cabalgante, en la que, mediante una fractura que desplaza los bloques, los estratos más antiguos quedan por encima de los más modernos, invirtiendo su posición en relación a como fueron depositados.

La cuarcita aflora en superficie generando un arco que marca las máximas altitudes topográficas, al ser el material más resistente de los que lo rodean. Dada su elevación, durante las épocas más frías de las glaciaciones, que terminaron cerca de 8.000 años antes de la actualidad, acogieron aparatos de hielo que tallaron sobre la roca circos glaciares. Los circos son anfiteatros que se van ensanchando por la acción de la nieve según se va helando, mientras que la masa solidificada tiende a descender por gravedad, generando valles glaciares, en forma de artesa.

Este trabajo lento y persistente conlleva la aparición de depósitos de los detritos arrancados de paredes y fondo, que van desde la fracción gruesa a la más fina, mezclándose sin orden. Por efecto del empuje se van colocando en formas de morrenas, como cordones decamétricos que acompañan los laterales y el frente del glaciar.

A la salida del circo, cuando el hielo fue retrocediendo para desaparecer definitivamente, una de esas morrenas de circo formó un arco que hoy sirve como presa para las aguas recogidas en la ladera, el Lago de los Ubales.

De las condiciones frías no sólo son fieles testigos estas morrenas, sino también la presencia, aguas abajo, de glaciares rocosos relictos, indicadores de condiciones periglaciares intensas e incluso de permafrost, suelos permanentemente helados a lo largo del año, que en la actualidad sólo se dan en zonas muy cercanas a los polos. Los glaciares rocosos son depósitos de clastos que por efecto del hielo intersticial se deslizan ladera abajo en forma de coladas, semejantes en su forma externa a las de lava volcánica. El ser relictos implica que el hielo interno se ha fundido, por lo que ha cesado su movimiento.

Estos terrenos que rodean al lago, depósitos inactivos, están ocupados principalmente por matorrales de brecina, principalmente, o de brezo rojo, en su defecto. Allí donde los procesos actuales siguen activos, como son los canchales, que acumulan piedras caídas desde los cantiles, el aporte continuado limita el desarrollo de la vegetación, que se ciñe a gleras silíceas.

Aguas abajo, siguiendo el desagüe del lago, y donde lo permiten las condiciones climáticas propias de una altitud decreciente, aparecen abedulares altimontanos. Esta especie marca el límite superior de las superficies arboladas, al resistir mejor las condiciones climáticas duras, con nevadas frecuentes.

El área donde se encuentra esta lámina de agua está protegida dentro del Parque Natural de Redes, declarado como tal por el Principado de Asturias en 1996, con el objeto de proteger la naturaleza y el paisaje imperante, prestando atención no sólo a la naturaleza, sino también al modo de vida tradicional de los espacios de montaña de la región.

Dentro de sus límites, además de la vegetación de alta montaña, aparecen especies endémicas como el helecho juncal, junto al Lago Ubales, o el junco lanudo. La especie forestal más abundante es el haya, junto al roble albar, el abedul y el rebollo, estando muy extendido además el castaño.

Entre la fauna que lo habita destaca el oso pardo, que aparece ocasionalmente, junto al lobo, jabalí o rebecos, entre otros. Aquí se encuentra uno de los principales núcleos de urogallos, y surcan sus cielos ejemplares de águila real y alimoches.

El agua es uno de los elementos más significativos de estos parajes. No en vano, aquí tiene su nacimiento el río más largo y caudaloso de Asturias, el Nalón, y de sus aguas bebe el 80% de los habitantes del Principado, a partir del agua recogida por el sistema de embalses de Tanes – Rioseco, para el centro de Asturias, y de La Fuentona en Los Arrudos, cuya agua se deriva a Gijón, la ciudad más poblada.