La Laguna Redonda o Pozo Redondo, es una pequeña masa de agua enclavada en la Sierra del Páramo, sobre la conocida Braña del Pornacal, en el Término Municipal de Somiedo. Se encuentra sobre la superficie aplanada que culmina esta sierra, ocupando una pequeña hondonada, y acompañada de otras como la Laguna Cabera o la del Llamazu, un poco más hacia el noroeste.

Se localiza en las coordenadas 6°18’19’’ longitud oeste y 43°04’15’’ latitud norte (WGS84), que se corresponden con las 719.400 – 4.772.200 del sistema de referencia Universal Transversal Mercator (U.T.M.) Datum ETRS 89, zona 29. Su lámina de agua mide 8.200 m2, encerrados dentro de un perímetro de 341 metros. La altitud de su orilla es de 1.728 metros sobre el nivel del mar.

La Sierra del Páramo es una superficie topográficamente elevada, por encima de los 1.700 metros de altitud, culminada por los 1.990 metros del Pico Moscoso. La parte superior de esta sierra presenta una superficie aplanada conformada por areniscas ferruginosas, confinada entre el frente de dos cabalgamientos de rumbo noroeste a sureste. Estas son estructuras donde el terreno se fractura a través de una falla inversa, en el que los materiales más antiguos son desplazados sobre otros más modernos, invirtiendo el orden en el que fueron depositados.

Es por esta razón que estas rocas del Silúrico superior, que finalizó hace 416 millones de años, se encuentran por encima de las dolomías y calizas del Devónico inferior, depositadas justo a continuación en la escala temporal.

Corte geológico extraído de la Hoja 76 del MAGNA.

La ladera norte, dada su exposición a una menor insolación, se encuentra tallada por multitud de circos glaciares, similares a bocados que se llevaron los hielos de las últimas glaciaciones, con amplias cabeceras semicirculares que arrancas desde la arista superior.

También aparecen en los alrededores abundantes depósitos glaciares, movilizados por los hielos, que nos ofrecen pistas sobre el origen de estas lagunas. Se alinean en el frente de uno cabalgamientos, donde, aprovechando la debilidad estructural, junto a la baja pendiente, se produce una excavación en el terreno, que pasará a ser ocupada por el agua una vez se produce el deshielo definitivos, hace aproximadamente 10.000 años.

Cabe señalar que se encuentra sobre una de los parajes mejor conservados y por ende, conocidas, de toda la Cordillera Cantábrica; la Braña de la Pornacal.

Las brañas son los pastos de altura que se aprovechaban al final del verano, antes de que el invierno obligara a descender al ganado hacia los valles. Pero como los desplazamientos eran más lentos que en la actualidad, obligaba a la familia a trasladarse temporalmente a las cabañas, que, construidas sobre terrenos comunales, servían de alojamiento a personas, y ocasionalmente, al ganado.

Los habitantes de esta braña eran los vaqueiros de alzada, así llamados precisamente por subir sus vacas al puerto, que formaban un grupo cerrado, hermético, menospreciados por sus vecinos sedentarios. Este aislamiento fue a su vez el motivo de que su cultura se mantuviera prácticamente intacta  hasta la entrada del siglo XX.

Las construcciones tradicionales son los Teitos, cuya cubierta se caracteriza por ser vegetal, normalmente de escoba, que debía ir siendo renovada en ciclos que duraban aproximadamente quince años.

Este espacio se encuentra comprendido dentro de los límites del Parque Natural de Somiedo, declarado el 10 de junio de 1988 por el Principado de Asturias. Su objetivo es preservar el excepcionalmente bien conservado ecosistema, dados sus valores naturales, y la gran diversidad de fauna que lo habita.

Parte de su buen estado es también uno de los mayores problemas, con una densidad de población muy baja, a la que se añade una muestra envejecida, con tendencia decreciente.

Abunda la vegetación en todos sus estratos; arbóreo, matorral, así como prados y pastizales, llegando a la vegetación subalpina. Los lagos y lagunas, como esta que nos ocupa, son propicios para la aparición de vegetación higrófila.

Este hábitat da refugio a gran cantidad de aves, como el urogallo cantábrico, y de mamíferos como la nutria o el desmán ibérico, indicadores de las buenas condiciones. Pero entre ellos destaca la presencia del oso pardo, ya que se estima que aquí viven la mitad de los que se encuentran en toda la Cordillera Cantábrica.