Los ecosistemas fluviales, entre los más amenazados del mundo

Los ecosistemas fluviales se encuentran muy degradados por las presiones que históricamente hemos ejercicio sobre ellos, especialmente en las últimas décadas, y su conservación y restauración es uno de los grandes retos ambientales actuales.  

Por ser fuente de agua, para abastecernos y para producir energía, y de tierras fértiles, desde la antigüedad y hasta épocas recientes, los seres humanos hemos establecido nuestras poblaciones en los espacios próximos a los ríos. 

Tras establecernos, hemos construido obras, como canalizaciones o escolleras, para defendernos de las crecidas naturales de los ríos, e infraestructuras para captar y almacenar el agua, como azudes y presas.  

Esto ha supuesto la alteración del funcionamiento natural de los ríos y la exposición de personas y bienes al riesgo de inundación.

¿Sabes cuáles son las principales amenazas a la conservación de nuestros ríos? 

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Por qué se desbordan los ríos

 

El estado de las masas de agua superficiales en la UE y en España

De acuerdo con el último informe de la Comisión Europea sobre la aplicación de la Directiva Marco del Agua solo el 39,5% de las masas de agua superficial en la UE están en buen estado ecológico.

En cuanto al estado químico, uno de los hallazgos más preocupantes del informe es que solo el 26,8% de las aguas superficiales de la UE cumplen con los estándares de calidad química, una reducción respecto al 33,5% registrado en 2015. 

En el documento de trabajo específico para España, se recoge que solo el 58% de las masas de agua superficiales alcanza el buen estado ecológico. Las principales presiones que afectan a los cuerpos de agua superficial son:

  •     La contaminación difusa procedente de la agricultura
  •     La contaminación puntual por vertidos de aguas residuales urbanas 
  •     Las modificaciones hidromorfológicas en nuestros ríos (embalses, canalizaciones, azudes, cambios en el régimen natural de caudales...)

En los siguientes apartados puedes ampliar la información sobre los problemas de conservación que afectan a los ríos cantábricos.

 

Ocupaciones y alteraciones morfológicas de los ríos

 

La ocupación masiva de las vegas fluviales en las últimas décadas ha degradado nuestros ríos y ha expuesto a las personas y bienes al riesgo de inundación.


Las llanuras de inundación, o vegas fluviales, son los terrenos que ocupa el río cuando su caudal aumenta de forma extraordinaria y el río se desborda.

Históricamente, pero sobre todo a partir de la década de los 60, hemos ocupado masivamente las llanuras de inundación por diferentes usos: expansiones urbanísticas de núcleos de población, polígonos industriales, edificaciones aisladas ligadas a explotaciones agrícolas, vías de comunicación, equipamientos públicos, usos agropecuarios… lo que ha supuesto la alteración del funcionamiento natural de los ríos y la exposición de personas y bienes al riesgo de inundación.

 

Llanura de inundación en estado natural
Llanura de inundación en estado natural
Llanura de inundación ocupada por construcciones
Llanura de inundación ocupada por construcciones

Una vez que hemos implantado estos usos, para protegerlos de las crecidas naturales del río, hemos ejecutado estructuras como canalizaciones, encauzamientos, escolleras o motas para evitar que el río ocupe su llanura de inundación.

Estas obras de defensa contra inundaciones, que suponen la alteración de las riberas naturales de los ríos, y en ocasiones de su lecho, modifican la dinámica natural del río, alteran los hábitats fluviales y, además, agravan los daños por inundación aguas abajo.

 

 En las cuencas intercomunitarias españolas se han inventariado más de 14 600 obras longitudinales de defensa, que modifican la dinámica natural del río y agravan los daños por inundación aguas abajo.

 

Río en estado natural
Río en estado natural
Río canalizado
Río canalizado

En otras ocasiones incluso hemos soterrado de ríos, para implantar usos sobre ellos.

Río en estado natural
Río en estado natural
Río soterrado
Río soterrado

Otras alteraciones morfológicas de nuestros ríos se derivan de la construcción de infraestructuras para captar y almacenar el agua, como azudes y presas.

Los azudes y las presas alteran el funcionamiento natural del río, ya que impiden la continuidad de los flujos de agua, sedimentos, nutrientes, materia orgánica y organismos en los ríos:

  •     Impiden el movimiento de organismos acuáticos, afectando sobre todo a las especies migratorias
  •     Afectan a la dinámica de sedimentos, produciendo desequilibrios y procesos de erosión
  •     Fragmentan hábitats fluviales

En las cuencas intercomunitarias españolas se han inventariado más de 18 500 obras transversales en los ríos. La mayoría son azudes de menos de 2 m de altura, sin capacidad de almacenamiento de agua.

 

 En España existen decenas de miles de azudes, muchos de ellos en desuso, que son una de las principales causas estructurales del deterioro de nuestros ríos.

 

Por las alteraciones que producen en la dinámica natural del río, la normativa española en materia de aguas, en concreto el artículo 126 bis del Reglamento del Dominio Público Hidráulico, Condiciones para garantizar la continuidad fluvial, establece la obligación de eliminar los azudes que ya no se utilizan.

Azud en desuso que impide la continuidad
Azud en desuso que impide la continuidad
Río con continuidad tras la demolición del azud
Río con continuidad tras la demolición del azud

Consulta cómo podemos mejorar el estado hidromorfológico de nuestros ríos en los apartados Protección y restauración y Vigilancia e inspección.

 

Sobreexplotación del agua de los ríos y acuíferos

El agua de los ríos y acuíferos nos permite satisfacer los usos que la sociedad hace de este recurso, para la agricultura y la ganadería, el abastecimiento a la población, el uso industrial, la producción de energía y otros usos. 

Las captaciones de aguas de los ríos, la fuente de agua dulce más fácilmente accesible, producen, además de las alteraciones morfológicas derivadas de la construcción de infraestructuras para poder captar y/o almacenar el agua (presas y azudes), la alteración de su régimen de caudales, lo que conlleva:

  •     El aumento de la duración de los periodos de caudales mínimos y su frecuencia, causando el descenso de los niveles freáticos. 
  •     La alteración del funcionamiento y estructura de los ecosistemas fluviales: reducción de los hábitats y comunidades fluviales, empeoramiento de la calidad del agua y cambio de la morfología de los cauces.

También la sobreexplotación de las aguas subterráneas genera impactos en los ríos, ya que ríos y acuíferos están relacionados.

 

 Las extracciones excesivas de agua de los ríos y acuíferos alteran los ecosistemas fluviales.

 

Además de las captaciones directas de agua del río, los embalses (para uso hidroeléctrico, urbano, industrial, regadío…) también alteran el régimen natural de caudales, ya que la regulación de caudales produce, aguas abajo del embalse:

  •  Grandes fluctuaciones en los caudales, lo que afecta a los ecosistemas fluviales. El máximo impacto se produce cuando los embalses cierran total o casi totalmente las compuertas.
  •  Cambios en la evolución geomorfológica del río. Como las avenidas son menos frecuentes e intensas, se generan encajamientos y estrechamientos del cauce y erosión de fondo y orillas.

Consulta cómo se controlan los usos del agua de nuestros ríos y acuíferos para evitar el deterioro de los ecosistemas fluviales en el apartado Control de los usos del agua.


Contaminación puntual o difusa de las aguas

Una vez que la industria, los hogares o la agricultura utilizan el agua extraída de los ríos o acuíferos las aguas residuales resultantes se vierten, tras un proceso de depuración, a los ríos o al mar.

A pesar del esfuerzo realizado en las últimas décadas por las administraciones (local, autonómica y estatal) y el resto de los sectores implicados para mejorar las condiciones de los vertidos de aguas residuales a los ríos, estos vertidos (sin depurar o insuficientemente depurados, de origen urbano o industrial) siguen siendo una de las principales causas del deterioro de las masas de agua en la cuenca cantábrica.
 

 La contaminación puntual por vertidos de aguas residuales y la contaminación difusa procedente de la agricultura, minería, suelos contaminados y otras fuentes son una de las principales causas del deterioro de nuestros ríos.

 

También supone una presión sobre nuestros ríos la contaminación difusa producida por las actividades agrícolas, ganaderas y mineras, las infraestructuras viarias y los suelos contaminados, la procedente de los residuos que se abandonan en los ríos o cerca de ellos (neumáticos, plásticos, colillas…) y la contaminación atmosférica.

 

Azud en desuso que impide la continuidad
Contaminación por vertidos de aguas residuales sin depurar
Río con continuidad tras la demolición del azud
Contaminación difusa (actividades agrícolas, ganaderas, mineras, suelos contaminados…)

Consulta cómo se controlan los vertidos de aguas residuales a los ríos en el apartado Control de vertidos.


Especies invasoras

Las especies invasoras son aquellos animales, plantas u otros organismos que son transportados e introducidos por el ser humano fuera de su área de distribución natural y que han conseguido establecerse en esos lugares y dispersarse en la nueva región.

Son uno de los problemas de conservación de nuestros ríos y una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo ya que:

  •     Producen efectos graves sobre las especies autóctonas, al ocupar su área de distribución, y, en algunos casos, poder hibridar con ellas.  
  •     Afectan a la estructura y función de los ecosistemas, mediante la alteración de los hábitats, la depredación, la competencia y la transmisión de enfermedades.

Además, pueden repercutir desfavorablemente en la salud humana y la economía.

 

 Las especies invasoras son uno de los problemas de conservación de nuestros ecosistemas fluviales y una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo.


Consulta las principales especies invasoras de nuestra cuenca en el apartado Ecosistemas fluviales cantábricos.

 

Cambio climático

El calentamiento del planeta en las últimas décadas por la actividad humana, sobre todo el uso de combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo, etc.), está causando alteraciones en los ecosistemas y, por ello, también en los ecosistemas fluviales.

España, por su situación geográfica y características socioeconómicas, es muy vulnerable al cambio climático y se está viendo ya afectada por sus efectos. 

En relación con los ríos, al aumentar las temperaturas y disminuir las precipitaciones disminuye la cantidad de agua que llevan lo que, a su vez, tiene un impacto sobre las características físicas del río, la calidad del agua y, finalmente, sobre los hábitats y especies del río.

Otros efectos derivados del cambio climático son la disminución de los recursos hídricos, el incremento en los procesos de erosión del suelo y el aumento de los fenómenos climáticos extremos, como sequías, inundaciones, incendios forestales y olas de calor.

 

 El cambio climático disminuye los recursos hídricos, la calidad del agua e incrementa la frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones.


Última actualización: abril de 2025.