El agua y los ríos

El agua dulce es un recurso único e insustituible, imprescindible para nuestra supervivencia y la del resto de los seres vivos. Solo el 2,5% del agua del planeta es dulce y, de ese porcentaje, la mayoría se encuentra en forma de hielo en los glaciares o como agua subterránea.

Cuando el agua de la lluvia discurre por la superficie de la Tierra se forman masas de agua superficiales, como ríos y lagos. Parte del agua se infiltra en el terreno a poca profundidad, y alimenta a los ríos y lagos, y otra parte termina formando los acuíferos. 

Aunque tradicionalmente hemos definido los ríos como simples corrientes de agua hoy sabemos que son ecosistemas dinámicos y complejos formados por agua, sedimentos, nutrientes y los seres vivos que habitan en ellos.

Además, los ríos no son solamente el cauce por el que circula el agua en un momento determinado, son ecosistemas formados también por sus riberas, las llanuras de inundación (los terrenos que ocupa el río cuando su caudal aumenta de forma extraordinaria y el río se desborda) y también el acuífero, con el que el río está relacionado.  

 

¿Por qué debemos proteger los ríos?

 

¿Por qué debemos proteger el agua y los ríos?

Los ríos y lagos en buen estado de conservación son la fuente de agua más fácilmente accesible: de ellos obtenemos una gran parte del agua que necesitamos para los diferentes usos (el abastecimiento humano, la agricultura y ganadería, la industria, la generación de energía y otros usos).

Además, nos proporcionan otros servicios ecosistémicos esenciales:

  •     Son corredores ecológicos.

  •     Contribuyen a la depuración de contaminantes.

  •     Contribuyen a la recarga de acuíferos.

  •     Generan terrenos fértiles en sus orillas, en los que cultivamos alimentos. 

  •     Son espacios de recreo y relajación.

  •     Atenúan los efectos de las inundaciones en poblaciones e infraestructuras construidas en sus llanuras de inundación: si el río puede ocupar sus llanuras de inundación libres de construcciones se disminuyen los efectos de las inundaciones en zonas habitadas.   

 

Servicios ecosistémicos

 


¿Cómo protegen el agua y los ríos las Confederaciones Hidrográficas?

En España, el agua dulce y la superficie por la que discurre es un bien público que recibe el nombre de dominio público hidráulico. El dominio público hidráulico garantiza la protección de nuestros recursos hídricos, asegura un uso común y sostenible de esos recursos y contribuye a la protección de los ecosistemas asociados al agua dulce. 

Está formado por: 

  •     El agua superficial y subterránea

  •     Los cauces de los ríos

  •     Los lechos de lagos, lagunas y embalses

  •     Los acuíferos


Las Confederaciones Hidrográficas son los organismos encargados de gestionar y proteger el agua y la superficie por la que discurre (el dominio público hidráulico) en las cuencas de los ríos que discurren por más de una comunidad autónoma. De esta forma, aseguramos la conservación del agua, como recurso natural esencial, y de los ecosistemas fluviales, por las importantes funciones ecológicas que desempeñan y los recursos que nos proporcionan.

Por ello, la legislación en materia de aguas establece la necesidad de tener autorización de la Confederación Hidrográfica para realizar captaciones de agua (superficial o subterránea), vertidos de aguas residuales que puedan contaminar el dominio público hidráulico y realizar obras o actividades en el dominio público hidráulico y sus zonas de protección.  

Además de controlar los usos en el dominio público hidráulico y en sus zonas de protección, la legislación en materia de aguas atribuye a las Confederaciones Hidrográficas otras funciones que buscan la protección del agua, como recurso natural esencial, y de los ecosistemas fluviales. 

Puedes consultarlas en La Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
 


¿Solo las Confederaciones Hidrográficas gestionan el agua y los ríos?

Los ecosistemas fluviales, y con ello los servicios que cumplen, entre ellos el suministro de agua dulce, figuran entre los más amenazados del mundo, a causa de la actividad humana. Por ello su protección es un objetivo prioritario.

La misión de la Confederación Hidrográfica es proteger el agua que discurre por los ríos y acuíferos (en cantidad y calidad), es decir, el agua en su ciclo natural, y la superficie por la que discurre, pero:

  • Otras administraciones tienen competencias en relación con el agua: la Confederación Hidrográfica controla las extracciones de agua de los ríos y acuíferos y el vertido de las aguas residuales, una vez utilizadas, pero el abastecimiento y el saneamiento son competencia de otras administraciones públicas (ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones…).
     

  • Otras administraciones ejercen sus competencias en los ríos: la Confederación Hidrográfica protege el agua y la superficie por la que discurre (los cauces de los ríos y los lechos de lagos, lagunas y embalses), pero en los ríos el resto de administraciones públicas (ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones…) ejercen también sus competencias (pesca fluvial, flora y fauna y espacios naturales protegidos, gestión de residuos sólidos urbanos, deporte, ocio y turismo, ordenación del territorio y urbanismo, protección civil, mantenimiento de los cauces en tramos urbanos…).