Las Lagunas de Muniellos son un conjunto de lagos de origen glaciar, de diversos tamaños, que se encuentran dentro de los límites de la Reserva Natural Integral de Muniellos, en el Principado de Asturias. En total hay seis masas de aguas que se pueden llegar a diferenciar, aunque los cuatro que se encuentran agrupados en la cabecera del Valle de Las Lagunas son los de mayor volumen y tamaño. Las dos restantes se encuentran un poco más alejadas, y pueden llegar a secarse en épocas estivales.

Este valle, coronado por la más alta elevación de la zona, la Pena de Valcárcel (1.677 m), queda enmarcado entre el Serrón de Las Lagunas y el del Nido del Águila, dos afiladas aristas que desciende hacia el Río de Tablizas. Su cabecera, ensanchada por los hielos glaciares, forma un circo con distintos umbrales en los que se apoyan las cuencas receptoras de los lagos.


Se localizan en las coordenadas 6°44’01’’ longitud oeste y 43°00’32’’ latitud norte (WGS84), que se corresponden con las 684.696 – 4.764.310 del sistema de referencia Universal Transversal Mercator (U.T.M.) Datum ETRS 89, zona 29. Ocupan una superficie conjunta de 18.152 m2, encerrada dentro de un perímetro de 1.169 m. Sus orillas se encuentran en las cotas de los 1.320 y 1.475 metros sobre el nivel del mar.

La Laguna Grande es la mayor, con 9.772 m2, pudiendo llegara a los 7 m de profundidad, con su orilla en cota 1.428 m.s.n.m. Es la de mayor altitud de su grupo, y la más meridional (684.679-4.764.174). La Laguna de la Isla es la siguiente en superficie. Debe su nombre a la pequeña isla que rompe su parte central, completamente vegetada, y que la convierte en la más reconocible del conjunto, al ser más accesible que la anterior. Cubre 5.130 m2, con una profundidad máxima de 4 m (684.725- 4.764.460), es la que aparece a menor altitud, con 1.320 m.s.n.m. La Laguna de Fonda, u Honda, ocupa 2.417 m2, llegando a los 4 m de profundidad. (684.533-4.764.347), con su ribera situada en los 1.408 m.s.n.m. Cierra este grupo la pequeña Laguna de la Pena, con 268 m2, muy cerca de la primera (684.835- 4.764.136), a una altura algo superior, de 1.452 m.s.n.m.

Fuera de esta agrupación principal se pueden encontrar otras dos lagunas; la de Peñabelosa, de 436 m2 (683.735- 4.764.660), situada un depresión nival tallada sobre la arista que lleva a la Peña Belosa (1.564 m), convirtiéndose en la más alta, a 1.476 m.s.n.m.; y la de Belosa, bajo el Pico Belosa (1.507 m), que es la más alejada (683.410-4.765.505), a 1.535 m.s.n.m. Su superficie es muy variable, llegando a secarse en épocas estivales, pero se puede estimar cercana a los 60 m2.

 

Geológicamente se enmarca dentro de la Zona Asturoccidental - Leonesa, donde aparece una sucesión de rocas silíceas paleozóicas, del cámbrico – ordovícico. La sierra sobre la que se asientan está formada por la Serie de Los Cabos, cuarcitas y areniscas del cámbrico medio y el ordovícico inferior, depositadas hace más de 450 millones de años. Durante el cuaternario fue tallada por los hielos glaciares, que, acumulados en la parte superior de la ladera, fueron tallando el espectacular circo glaciar que es la cabecera del valle. A la salida de esta depresión se encuentra un cabalgamiento, donde aparece una banda de las pizarras negras de Luarca. Esta discontinuidad supone un cambio de pendiente que se traduce en un umbral, asiento de las lagunas Grande y Fonda, antes del cambio de litología. La breve aparición de las pizarras da forma al segundo resalte, que contiene a las lagunas de La Isla y de La Pena.

A pesar del intenso glaciarismo, a juzgar por esta morfología, los depósitos arrancados por el hielo brillan por su ausencia. La actividad posterior fluvial, ya con un clima más cálido, supuso la removilización de las posibles morrenas, así como la desaparición de los perfiles en artesa en el valle. Lo más común en la actualidad son los derrubios de ladera, cantos angulosos que se van desprendiendo desde las paredes rocosas y se acumulan en las laderas. La poca colonización vegetal indica que es un proceso muy activo en la actualidad, probablemente por termoclastia; los procesos de dilatación y contracción que causan los cambios de temperatura continuados, debilitan el roquedo.

En cuanto a la vegetación, se trata de una zona de transición. Por debajo de la cota de los lagos aparecen los bosques que definen este monte, de roble albar, aunque dada la altura, aparece mezclado con el abedul, más tolerante a las condiciones que conlleva. Ascendiendo por el valle, el roble casi desaparece, quedando sólo los abedules, hasta que en la parte culminante da paso a los matorrales, principalmente de brezo rojo con Calluna vulgaris y carqueixa. En los canchales más consolidados se puede encontrar herbáceas, vegetación casmofítica silicícola, mientras que en los más activos, y menos cubiertos, tan sólo gleras silíceas

El Bosque de Muniellos es uno de los bosques mejor conservados de Europa, donde predomina el roble albar (Quercus petraea), conformando uno de los más extensos robledales del continente. Perteneció a la familia nobiliaria de los Queipo desde al menos el año 1526, aunque parece que se remonta su propiedad hasta el siglo XI. Desde 1685 ostentan el título de Conde de Toreno. Sin embargo, su aprovechamiento era escaso, limitándose a servir como pastos, o para la recolección de las bellotas.

La situación cambia en 1768, cuando el rey Fernando VI ordena utilizar su madera para abastecer al Arsenal Militar de El Ferrol, donde se encontraba desde hacía poco más de una década el astillero. Los bosques costeros, más accesibles, ya se encontraban esquilmados, por lo que se proponen conseguir la materia prima desde el interior. Para ello se traza la primera carretera que conduce a Cangas del Narcea. A pesar del gran desembolso, pronto descubren que la calidad de la madera no era la esperada, por lo que en 1789 termina esta relación, aunque el Conde continúa la explotación hasta finales de ese siglo. Hasta la segunda mitad del XIX no se reanudan los trabajos de saca, pero nuevamente, la dificultad y carestía del transporte se aliaron con la conservación del robledal. Fueron múltiples los intentos de construir un ferrocarril desde el monte a San Esteban de Pravia, pero los proyectos nunca llegaron a buen puerto.

En 1901 el monte es vendido a la empresa Bosna Asturiana, que instala en Tablizas un aserradero y una pequeña central eléctrica para autoabastecerse, así como una vivienda de estilo alpino para el director y el representante de la sociedad, que hoy acoge el Centro de Visitantes de la Reserva. Los problemas económicos fueron recurrentes hasta que en 1952 la empresa Muniellos S.A. se hace con la propiedad, iniciando el periodo de máxima explotación, hasta que la baja rentabilidad lleva a venderla al Estado a través de Instituto de Conservación de la Naturaleza, ICONA.

La Zona de Reserva Natural Integral de Muniellos, que cuenta con una superficie de 5.488 ha,  se rige por lo establecido en la Ley del Principado de Asturias 9/2002, de 22 de octubre, de la Reserva Natural Integral de Muniellos y por su correspondiente Plan Rector de Uso y Gestión de la Reserva Natural Integral de Muniellos. La tendencia general es la de no intervención, limitando los usos a desarrollar en su interior a los derivados de trabajos de conservación e investigación y a programas controlados de interpretación y uso público. Es la figura de protección a nivel autonómico más restrictiva. Sólo se permite el acceso de veinte visitantes diarios, que deben solicitar el permiso a través de la sede electrónica del Principado.

Además, se considera como Zona de Especial Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), así como Reserva de La Biosfera según la UNESCO. Se puede considerar que se trata del área de mayor protección del Principado de Asturias.

La Ley del Principado de Asturias 12/2002, de 13 de diciembre declara la creación del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, incluyendo dentro de su ámbito el espacio ocupado por la reserva. El objetivo a lograr con esta figura de protección es la de mantener el modo de vida tradicional para preservar de esta manera el paisaje y la naturaleza imperante.  Posteriormente, ambas zonas se integran en un único órgano de gestión.