El Río Pisueña es un curso fluvial, que desde su nacimiento, entre el Picón de la Bayorga Honda y el Alto de Sopeña, hasta su ingreso como afluente del Río Pas, a la altura de Vargas, recorre 34,7 kilómetros. Para ello debe atravesar los municipios de Selaya, Villacarriedo, separar el de  Villafufre de el de Saro, Santa María de Cayón, y Castañeda, llegando hasta el límite municipal de Puente Viesgo, representado por el Río Pas. Todos ellos están integrados dentro de la Comunidad de Cantabria.

Atraviesa los núcleos de Selaya, Villacarriedo, Bárcena de Carriedo, Sarón, La Penilla, y Pomaluengo, entre otros, para terminar en Vargas. Sus principales afluentes son los ríos Junquera (6,3 Km.), Llerana (7,4 Km.) y Parayas (10,9 Km.).

El Pisueña nace en una cabecera coronada por el Picón de la Bayorga Honda, a 1.128 metros de altura sobre el nivel del mar. Este cordal montañoso, que separa los municipios de San Roque de Riomiera y el de Selaya, presenta en la ladera opuesta  a la que corta este cauce una pendiente suave. Tras la cumbrera, la inclinación aumenta de forma abrupta, cayendo en una cuenca de recepción que recogerá las primeras aguas de este incipiente cauce. Siguiendo la orientación de esta ladera, sigue un rumbo netamente hacia el oeste, entre un terreno que soporta una vegetación rala de matorral y praderas de montaña.

Abandona su cabecera para ser conducido por un valle en el que la vegetación pasa a ser de bosques de ribera, bosques y prados, en los que aparecen caserías aisladas, mientras recibe los aportes de los numerosos arroyos que recorren las paredes del valle.

El rumbo va virando hacia el norte para encontrar la población de Selaya (1.561 hab), una villa de considerable dimensión. Se sitúa en la confluencia con el Río Seco, que desciende desde los altos de Los Mazos. En este punto se pasa al término municipal de Villacarriedo, cuya capital, de mismo nombre, y 577 habitantes, aparece apenas un kilómetro más adelante, ya en una vega más amplia.

Mantiene este rumbo hasta que la pared de Peña Bárcena le impide el paso, cambiando bruscamente a una dirección oeste, para pasar junto a Bárcena de Carriedo (131 hab), regresando hacia el norte tras superar las casas.

En este tramo, la traza del río se convierte en la frontera natural entre los municipios de Saro y Villafufre, separando además los pueblos de Saro (265 hab), hacia el este, del de Vega (434 hab), al oeste, mientras recibe las aguas del Río Llerana.

Tras estos núcleos se encuentra con la Hoz del Pisueña, un paso estrecho que interrumpe la llanura de depósitos aluviales durante los siguientes 3 kilómetros, aprovechado por la carretera CA-142 como único paso para su trazado. Esta vía de comunicación cruza de una a otra orilla al final del desfiladero, a través del Puente del Diablo, parte del Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria, dentro del término municipal de Santa María de Cayón.

Se trata de un puente de piedra sustentado por dos arcos gemelos, que data, con toda probabilidad, de finales del siglo XIX. Además del interés arquitectónico y paisajístico, este espacio es un conocido coto truchero, muy apreciado por los pescadores.

Tras ampliarse y volver a estrecharse brevemente, el río llega a la capital municipal, Santa María de Cayón, que cuenta con 839 habitantes. Tras pasar junto a Argomilla (706 hab), recibe las aguas de su principal afluente, el Río Parayas, también conocido como Suscuaja. Al hacerlo, rola hacia el oeste ya por la amplia vega del Valle de Cayón, donde se encuentran poblaciones mayores, como las de La Penilla (1.857 hab) o la Cueva (734 hab) para, tras pasar por Pomaluego (964 hab), trazar un último giro hacia el noroeste, hasta alcanzar Socobio (257 hab.), llegando poco más allá a su destino final, el Río Pas, a la altura de Vargas (1.493 hab), donde seguirá su camino hacia el Mar Cantábrico, en la Ría de Mogro, que significa el final del trayecto.

Salvo la cabecera, todo el cauce del río se encuentra bajo la protección del Lugar de Interés Comunitario del Río Pas, que forma parte de la Red Natura 2000 de Cantabria. Destaca la presencia de especies como el salmón atlántico, la nutria, el sábalo, el desmán ibérico o el cangrejo de río.

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