El Río Gándara, también conocido como Río Soba, es un curso fluvial que desde su nacimiento, en los Puertos de Soba, hasta su desembocadura, como afluente del Río Asón, recorre 19,3 km. Su trazado discurre por el Término Municipal de Soba hasta su parte final, donde llega al de Ramales de La Victoria.

Atraviesa los núcleos de La Gándara, que le presta su topónimo, Villaverde, Veguilla, y Regules antes de llegar a su destino final, en Ramales de La Victoria.

Sus principales afluentes, que llegan por su derecha, son el Río Revente (6,4 Km), el Barranco del Astrón (4,9 Km) y el de mayor longitud, el Río Calera (13,3 Km)

Nacen estas aguas bajo el Collado del Asón, en la vertiente este, parte contraria al nacimiento del Río Asón, muy cercano, con el que se encontrará al final de su camino. Es un área de rocas calizas, elevada a casi 600 metros, que torna rápidamente en prados con una pendiente relajada, serpenteando durante el primer kilómetro hasta llegara a la casas diseminadas de La Gándara, marcando su camino un cortejo de vegetación de ribera. Aunque es un río joven, ya tiene el suficiente caudal como para mover las ruedas de un molino.

Tras llegar a esta localidad, y pasar bajo la carretera CA-256, la pendiente se rompe, precipitándose hacia un valle algo más encajado y cubierto de vegetación arbórea, en cuya ladera se encuentran las casas de Villaverde (39 hab). El rumbo cambia hacia el sureste hasta llegar a la altura de Lavín (59 hab), donde recibe las aguas del Río Argumal, que se incorpora por su margen derecha.

El rumbo cambia nuevamente hacia el este, donde el valle se encuentra cubierto por una tupida masa boscosa en su parte más baja, mientras que las laderas son un mosaico de prados que se intercalan alrededor de los pueblos, como Villar (65 hab) en la ladera meridional, o la cabecera municipal, Veguilla (51 hab), en la septentrional. Tras pasar bajo el Puente de las Soladas, el rumbo vira hacia el norte-noreste, circulando dos kilómetros más hasta Regules (66 hab).

El cauce vuelve a circular hacia el este-noreste, trazando algunos meandros, obligados por la orografía, cerca de Rozas (96 hab) e Incedo (24 hab). Desde este punto las aguas buscan decididamente el norte, teniendo para ello que cortar las calizas de la Sierra de Rozas, culminadas por el Pico San Vicente, que se eleva a 896 metros, ochocientos por encima del fondo del valle, a su izquierda, y la Peña La Busta, de 719 metros, a su derecha.

Es aquí donde se encuentra con su principal afluente, el Río Calera, que con sus más de 13 kilómetros, casi llega a igualar la longitud del río al que tributa, ejerciendo de frontera natural con el Municipio de Valle de Carranza, y por tanto, con Euskadi, a través de Vizcaya.

Nada más sortear este obstáculo cruza el límite municipal de Soba para llegar al de Ramales de La Victoria, y a su capital homónima, a través del barrio Salto del Oso (110 hab). Se trata de una importante villa, de más de 2.200 habitantes, en la intersección de este río con el Asón, al formarse una plataforma llana que propicia el asentamiento.

Ramales de La Victoria se llamaba simplemente Ramales hasta el siglo XIX. Tras la muerte del Rey Fernando VII, que no dejó heredero varón, la corona se dispuso para su hija Isabel II, una niña en ese momento, bajo la tutela de su madre, la Reina Regente María Cristina. Para esto se hubo de derogar la ley sálica, que impedía a las mujeres ser las depositarias de la corona.

Esta decisión no fue del gusto del otro aspirante, Carlos María Isidro de Borbón, hermano del difunto, que junto a sus partidarios se levantaron en armas, desembocando en las Guerras Carlistas. La primera de ellas se prolongó durante siete años, entre 1833 y 1840, precipitando su final la victoria del General Espartero, partidario de Isabel, frente al General Maroto, carlista, en 1839. Fue este punto el lugar en que se proclamó victorioso, y desde ese momento, Ramales recibe el apelativo de La Victoria, en conmemoración de este hecho histórico.

Tras pasar por la población se encuentra con el Río Asón, encargado desde aquí de llevar sus aguas hacia el Mar Cantábrico, a través de la Bahía de Santoña, entre esta localidad y Laredo.

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