El Río Eo es un curso fluvial, que desde su nacimiento en Fonteo (Lugo), a 600 metros de altitud, hasta su desembocadura, en la Ría de Ribadeo, entre las localidades de Ribadeo (Lugo) y Castropol (Asturias) recorre 99 Kilómetros, sirviendo a lo largo de su trazado en múltiples ocasiones como frontera administrativa entre Galicia y Asturias.

Atraviesa diez municipios, que son, aguas abajo, Baleira, Ribeira de Piquín, Meira, A Pontenova, Riotorto, San Tirso de Abres, Trabada y Vegadeo, donde desemboca en la hermosa ría que separa Castropol y Ridabeo.

La cuenca hidrográfica que lo alimenta tiene 828 Km2. Su Caudal medio anual es de 19,61 m3/seg., con mínimos estivales de 7,93 m3/seg. y máximos de 39,67 m3/seg.

Sus principales afluentes son los Ríos Rodil (29,5 Km) que nace cerca de Fonsagrada, Turía (17,5 Km), que confluye con el río principal en Pontenova, Cabreira (6,6 Km) que se une al anterior en Taramundi, Riotorto (7,5 Km), que nace cerca de As Rodrigas, y Suarón (19,6 Km), que confluye con el Eo a la entrada de la Ría, en Vegadeo.

En su curso alto, en la Sierra do Mirador (Lugo), que alcanza altitudes de 1.000 metros, se encuentra una línea muy meandriforme, con curvas de corto radio y pendiente más acusada, de 2,1% en sus primeros 5 Km., suavizándose hasta el 1,5% durante los siguientes 15 Km. A partir de aquí, a su paso por Pontenova, los meandros van siendo cada vez más amplios y la pendiente más tranquila, en torno al 0,3%, formando vegas más amplias, cuyo cultivo explica los asentamientos de población, como la misma Pontenova o Illano, hasta llegar a la confluencia con la Ría del Eo, en Vegadeo, prácticamente al nivel del mar, al que desemboca, 10 Km más lejos.

Esta ría, de un ancho continuado de 800 metros, se ensancha para formar la Ensenada de La Linera, y se estrechar nuevamente cerca de su unión al mar, punto por el que desde 1987 pasa el Puente de Los Santos, que evita a las vías de comunicación tener que rodear este accidente geográfico. El nombre de este puente se debe a las dos capillas que existen a cada lado de la Ría, la de San Román en el lado asturiano y la de San Miguel, en el lucense, y fue desdoblado en el año 2008.

Esta ría sufre un continuo proceso de colmatación, que crea bancos de arena, llamados en la zona tesones, mientras que en su parte más interna se generan llanuras fangosas que emergen con la marea baja. Esta colmatación1 es un problema para la navegación de la Ría hasta el Puerto de Ribadeo y para el Astillero de Gondán, que desde 1925 opera en Figueras.

También es controvertido el topónimo de la Ría, ya que desde la vertiente gallega se defiende el topónimo “Ría de Ribadeo”, mientras que desde la parte Asturiana se apoya el de “Ría del Eo”, fallando el Instituto Geográfico Nacional a favor del primero en marzo de 2008.

Hay diversas figuras de protección ambiental que rigen sobre el paisaje de esta ría y las aves que la habitan, ya que forma parte del Convenio Ramsar para la protección de humedales, es Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) Ribadeo, Reserva de la Biosfera de la UNESCO, Lugar de Interés Comunitario (LIC) Ría del Eo, Important Bird Area, y está incluida en la Red Natura 2000, así como figuras propias de las dos Comunidades Autónomas.

El curso medio del río y sus principales afluentes también está comprendido en el LIC Río del Eo, y la parte alta por el LIC A Marronda, un bosque gallego autóctono, llamados en la zona fragas, y con presencia de hayas, poco habituales en estas zonas de Galicia.

En cuanto al topónimo del río, según Xosé Lluis García Arias, nos encontramos que Plinio el Viejo ya cita a un pueblo conocido como los Egobarri, los habitantes del Eo, en época romana. Pudiera estar emparentado con el latín Aqua y quizás el sufijo aumentativo etum, que derivaría en edo o eo. También fue nombrado en algunos momentos como Río de Miranda, y la parte inicial del estuario como Ría de Abres.

La fuerza hidráulica ha sido tradicionalmente muy bien aprovechada en la zona, como se puede ver en los museos de Mazonovo o Teixois, o el de los molinos de Taramundi. Estos ingenios no sólo eran para moler cereal, sino que accionaban mazos, batanes, afiladoras, e incluso pequeños aprovechamientos eléctricos, más recientemente.

En esta cuenca se encuentras algunas cascadas y saltos de agua como la Pena do Encanto, pequeña caída en la que se cuenta la leyenda de una dama encantada que surge de la roca por la noche con un peine de plata y hechiza a quién la ve. En Taramundi encontramos la Ruta del Agua, donde podemos ver los aprovechamientos hidráulicos y la cascada del Arroyo de La Salgueira.

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