El Río Cubia es un curso fluvial que desde su nacimiento, en la Sierra de El Conto, hasta llegar a su desembocadura, como afluente del Nalón, debe recorrer 28,8 kilómetros, siempre transcurriendo por el asturiano Concejo de Grado.

Para llegar a su destino, pasa, en su curso alto, cuando aún circula muy encajado, junto a Tolinas, Las Villas,y Villamarín. También pasa por Bárzana, San Miguel, y Cubia, población ésta que la da nombre. En su curso más bajo y tranquilo forma vegas, a partir de San Pedro, pasando por Grado antes de unirse al Nalón. Sus afluentes más importantes son los ríos Villabre (7,0 Km), Vega (13, 8 Km) y Menéndez (10,6 Km)

Nace el Río Cubia en la Sierra de El Conto, bajo un collado en el que se localiza la Braña Forcá. Bajo a favor de la ladera en dirección este, pero la abandona poco más de medio kilómetro después, al encontrase con el Barranco de Cubia. A Partir de ese momento, sigue el fondo del valle hacia el norte - noreste, con un encajamiento muy fuerte, fruto de los grandes desniveles que ha de salvar. Un kilómetro aguas abajo pasa junto al pueblo de Tolina (12 hab), Las Villas (12 hab) y Noceda (9 hab), llegando poco más adelante junto a Villamarín /25 hab), el mayor de los pueblo de la parte alta. Se puede apreciar que se trata de núcleos de población pequeños, con accesos complicados.

El río sigue muy encajado, aunque en uno de los breves llanos que se encuentran, donde se unen al curso principal el Reguero de las Canalizas y el Arroyo Landadiella se aprovechan para situar la pequeña aldea de Bárzana (10 hab), allí donde se le une el Arroyo Landadiella.

Continúa manteniendo el rumbo firme, junta a Momalu (17 hab), Villaldín (4 hab) para recibir a uno de sus principales afluentes, el Río Villabre que llega desde su margen derecha, poco antes de los  pueblos de Llanón (5 hab), San Miguel (88 hab) y Tejedo (10 hab).

Aparecen frecuentemente en el margen del río molinos harineros, que aprovechaban la fuerza motriz proporcionada por la corriente, como los de San Miguel, Porlai o Tablado, antes de entrar en una breve pero vertical garganta, a los pies del pueblo de las casas de Tablau (1 hab). A su salida, le espera una pequeña vega llana, donde se localizan la Ermita de Nuestra Señora y el Molino de Meruxeo, vega que se amplía hacia los prados de Cubia (21 hab), cuyo nombre toma prestado el cauce.

Esta ampliación de las partes llanas del valle no dura demasiado, ya que las rocas de Cuesta Sayar vuelven a verticalizarse durante un corto espacio, como un interludio hacia una vega que se va haciendo cada vez más amplia a partir de las casas de San Pedro (7 hab) y El Retiro (6 hab), donde se encuentra por la ribera izquierda con el más largo de sus afluentes, el Río Vega, que le aporta su caudal.

Las caserías pasan a ser más frecuentes, ya que las tierras fértiles son más abundantes, alimentando algunas piscifactorías, como la de Agüera (15 hab). Un kilómetro después se encuentra el pueblo de Villanueva (24 hab), siendo reconocido por la excepcional conservación de su antiguo patrimonio arquitectónico.

La Torre y el Palacio de Villanueva, declaradas como Bien de Interés Cultural desde 1994, en un conjunto en el que sobresale, y no sólo físicamente, la Torre, único resto de la fortaleza del Coto de La Mata, edificada en el siglo XV. Su planta cuadrada se levanta veinte metros de altura, con gruesos muros de piedra, en los que se abren varias ventanas muy estrechas y verticales, las saeteras, desde dónde los arqueros podían defender el edificio. El resto de los elementos del castillo irían quedando obsoletos, por lo que son reemplazados durante el siglo XVIII por el palacio, más acordes con el momento en el que se levantan.

Menos de un kilómetro aguas abajo se encuentra con su último gran aporte, el Río Menéndez, antes de pasar bajo la autovía y sortear Grado por la parte Este.

Grado, o Grau, en asturiano, es una Villa de siete mil habitantes, capital del concejo o municipio con el que comparte su nombre. Tiene una gran patrimonio arquitectónico, como La Iglesia Parroquial de San Pedro, y diversos palacios, algunos tradicionales como el de Miranda-Valdecarzana, y otros típicos de los retornados de las américas, los indianos, ya en los siglos XIX y XX.

Acto seguido, se integra en el río Nalón en un gran meandro que rodea el Monte el Caleyo, tras pasar por la estrecha garganta de Peñaflor. Desde aquí, sigue su camino para llegar al mar, entre Muros y San Juan de La Arena.

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