Las Lagunas de las Brañas de Tablado, o de Trabau, son dos lagos de origen glaciar en el asturiano municipio de Ibias, situados en la vertiente norte de la Sierra de Moreda. Se puede encontrar bajo la sombra del pico Teso Mular, que alcanza los 1.884 metros de altura. Esta alineación montañosa marca en su cumbre el límite con la Provincia de León, a través del Término Municipal de Peranzanes. El Instituto Geográfico Nacional también aporta en su cartografía los topónimos de Lagos de Moredina y Camposa, o el de Lagos de Sistierna, una de las poblaciones cercanas.

Se localizan en las coordenadas 6°39’40’’ longitud oeste y 42°55’32’’ latitud norte (WGS84), que se corresponden con las 690.875 – 4.755.203 del sistema de referencia Universal Transversal Mercator (U.T.M.) Datum ETRS 89, zona 29. Ocupan una superficie conjunta de 6.252 m2, encerrada dentro de un perímetro de 470 m. Sus orillas se encuentran en las cotas  de los 1.580 y 1.621 metros sobre el nivel del mar, respectivamente.

 

La Sierra de la Moreda se consolida como una elevación de pizarras negras de Luarca, del ordovícico medio, que sitúa su génesis en aproximadamente 460 millones de años desde la actualidad. Se identifica con los sedimentos de un mar confinado en una cuenca muy restringida y poco oxigenada. Intercaladas entre ellas aparecen rocas aún más duras, como son las cuarcitas blancas, coetáneas de las anteriores, y que afloran en superficie por debajo topográficamente. En niveles inferiores aparecen sucesiones de cuarcitas, areniscas y pizarras de la serie de Los Cabos, más antiguas, depositadas en los 15 millones de años anteriores, en condiciones propias de un mar poco profundo.

Las cumbres se vieron afectadas por la última Edad de Hielo, el Würm, que comenzó hace 110.000 años, para terminar hace 8.000. No fue la única, ya que se tiene constancia de otras tres glaciaciones anteriores durante el cuaternario (Riss, Mindel y Günz), aunque sus huellas se han ido deteriorando por la superposición de formas, en los periodos interglaciares.

Durante este periodo, gran parte de las aguas se congelaron, y en las cumbres más altas se instalaron grandes neveros que al no derretirse se fue convirtiendo en hielo. Con los nuevos aportes a la cabecera, aumentó la masa y el volumen, por lo que descendió por gravedad hacia cotas más bajas. En su camino actuaba como una excavadora que arranco el material de sustrato, depositándolo en los laterales, el fondo, y el frente del hielo. Es un material muy heterogéneo, que va desde bloques a arcillas, sin orden apreciable, pero que forma cordones alargados, llamados morrenas.

El cambio de materiales, que sigue paralelo a la línea de cumbres, suponen un cambio en la acción del hielo sobre el terreno, por lo que cambia la incidencia y se forman hasta tres umbrales rocosos, que sirven de apoyo para las cubetas glaciares, tapizadas por los materiales morrénicos. Es lo que geomorfológicamente se conocen como “glacial steps”, o circos escalonados. El retroceso del hielo implica el abandono de morrenas de cierre, que sirven para completar el estancamiento en áreas endorreicas, donde se localizan los lagos. Aunque hay tres escalones netos, la removilización del dique inferior, roto por las aguas que fluyen de los otros lagos, evita la aparición de otra masa de agua.

En cuanto a la vegetación, es la propia de un medio de montaña, donde abundan las masas de matorrales, principalmente brezo, tojo y brecina, con algunos piornales y escobonales (Piornales de Genista polygaliphylla y Cytisus scoparius con Genista obtusiramea). Las zonas más propicias, aunque escasas, son ocupadas por prados y pastos herbáceos, mientras que las menos propicias, como son los canchales o roquedo, con poco suelo, son el medio ideal para la vegetación herbácea no pratícola (Cervunales con Deschampsia flexuosa y Carex asturica) o incluso la vegetación rupícola, con una cubierta muy discontinua. Aguas abajo, las primeras manchas boscosas son de Abedulares orocantábricos altimontanos, que soportan las condiciones climáticas desfavorables.