La Laguna de Arbás, o del Puerto, también conocida como Laguna de Cueto Arbás, es un lago de origen glaciar que se encuentra en el concejo asturiano de Cangas del Narcea, aunque muy cerca de la frontera que limita con el de Villablino, ya en la Provincia de León.

Se localiza en las coordenadas 6°25’31’’ longitud oeste y 42°59’33’’ latitud norte (WGS84), que se corresponden con las 709.882 – 4.763.190 del sistema de referencia Universal Transversal Mercator (U.T.M.) Datum ETRS 89, zona 29. Ocupan una superficie de 19.896 m2, encerrada dentro de un perímetro de 682 m. Su orilla se encuentra en la cota de los 1.688  metros sobre el nivel del mar. Su profundidad llega a los siete metros.

Geológicamente podemos encuadrar este espacio dentro del área Asturoccidental Leonesa. La sierra se compone en su parte culminante de areniscas, lutitas y pizarras del Grupo Cándana Herrería. Esto sitúa su formación en el cámbrico inferior, alrededor de 541 millones de años antes de la actualidad. Una falla inversa supone un cambio de litología y edad, conglomerados areniscas, pizarras, y capas de carbón de la Cuenca de Villablino, mucho más jóvenes (307 m.a.)

Durante la última glaciación, bajo el Cueto Arbás y el Alto de la Ferradura se instalan dos sistemas glaciares en la vertiente septentrional. La nieve que se acumulaba en periodos muy fríos no llega a derretirse a lo largo del año, por lo que se convertía en hielo. Al rebosar descendió por la ladera, tallando un circo en la cabecera, y un valle en forma de catenaria que lo prolonga hacia abajo. La falla representa un cambio de competencia que se traduce de una rotura de pendiente, formando un umbral donde sobre excava, dejando una depresión que, una ver retirado el hielo, será ocupada por el agua. Los depósitos finos que arranca el hielo desde el sustrato impermeabilizan la roca, impidiendo su filtración. Asociado a este espacio aparecen turberas, conformadas por la vegetación acuófila abundante, a la que no le da tiempo a descomponerse antes de ser cubierta por la siguiente capa estacional. En la actualidad el clima es templado, pero debido a la altitud, más frío. Esto provoca un proceso de rotura de las rocas que se encuentran en las paredes por termoclastia, al dilatarse y contraerse repetidamente por los cambios de temperatura constante

Los clastos se acumulan en canchales que festonean la cubeta, un proceso muy activo aún, como atestigua el que no hayan sido colonizados por la vegetación.  Tanto por encima como por debajo de esta laguna se encuentran otros umbrales rocosos que a buen seguro soportaron otras lagunas, pero lo colmatación y la filtración hace que no hayan llegado hasta nuestros días. Los depósitos morrénicos, in situ o removilizados posteriormente son fieles testigos de esta historia.

La vegetación de la laguna y las turberas asociadas se compone de especies acuáticas como la espiga de agua (Potamogeton natans), el esparganio (Sparganium angustifolium), ranúnculos (Ranunculus peltatus) y el helecho juncal (Soetes velatum asturience), especie endémica que sólo se encuentra aquí y en el Lago Ubales.

La Ley del Principado de Asturias 12/2002, de 13 de diciembre declara la creación del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, incluyendo dentro de su ámbito el espacio ocupado por la reserva. El objetivo a lograr con esta figura de protección es la de mantener el modo de vida tradicional para preservar de esta manera el paisaje y la naturaleza imperante. Integrada dentro del parque, se considera como Reserva Natural Parcial del Cueto Arbás, aunque sin declaración. Se tiene en consideración su intenso modelado glaciar, junto a la presencia de turberas y la vegetación asociada al lago. También la fauna está bien representada, destacando la presencia del urogallo cantábrico y del oso pardo.

El establecimiento en la misma ladera de la Estación Invernal Valle Laciana Leitariegos, con varios remontes para el esquí, es un potencial elemento de peligro para el mantenimiento del paisaje. La apertura de pistas para el paso de maquinaria, sobretodo cortando los depósitos morrénicos, poco consolidados, provoca la pérdida de suelo y la desestabilización de la ladera, aumentando el riesgo de deslizamiento.